En una iglesia de Baviera Neumünster en Würzbug (Baviera) fue construida en el s. XI,en honor de los santos Kilian,Kolonat y Totnan. misioneros irlandeses martirizados en este lugar.

En el ábside izquierdo se encuentra el célebre crucifijo, escultura gótica tallada hacia 1350, que pertenece a la Hermandad de la Cruz.

 En vez de estar extendido con los brazos así, en cruz, aparecen los brazos plegados sobre el pecho del crucificado.Dicen que en los últimos años de la Edad Media entró allí un ladrón a altas horas de la noche.Quería robar la corona de perlas que la religiosidad de los fieles de aquel lugar había puesto en la cabeza del Cristo. Entra sigilosamente en la iglesia, profana el altar pisoteándolo, y empieza agatear por el crucifijo.

Cuando ya estaba a una altura conveniente se agarra fuertemente con la mano derecha contra el cuerpo de Cristo crucificado para no caerse y con la mano izquierda va a buscar la corona de perlas. Cuando ya la estaba desencajando de la cabeza del Cristo, de repente los brazos de Jesús se desclavan y le abrazan contra su corazón. Aquel hombre, yerto de miedo,empieza a tiritar. Son las últimas horas de la madrugada. Todavía no ha amanecido. Aparece la aurora y se filtran las primeras claridades del día através de los ventanales.
Aquel hombre dirige su mirada hacia arriba y se encuentran con los ojos ensangrentados de Cristo que le miran con amor. Y que al mismo tiempo los brazos del Señor le abrazan contra su corazón.

Tres horas se miraron así: Jesús y el pecador... tres horas se hablaron... Pronto lloraron los ojos del ladrón lágrimas de sincero dolor, y en breve se pusieron también sus brazos alrededor del cuerpo de Cristo con dolor y con amor. Y el Sumo Sacerdote en la cruz oyó de sus labios una confesión sincera que terminó con una oración de amor y gratitud. Y el amanecer de aquel día halló en la Cruz no sólo al Redentor, sino también a un redimido... vencido por aquel “que nos amó primero”


Reflexión